29/02/2012 | Notas |

¿Para eso llamaron a Memo Ochoa?

SELECCIÓN NACIONAL. Miami, Flo. Como si no fueran suficientes los errores que cometió antes del Mundial de Sudáfrica, que le costó el puesto titular en la Selección, José Manuel de la Torre, que se había mantenido inmune a la presión que ejerce la televisión, llamó por fin a Guillermo Ochoa. Y el costo fueron dos goles en contra, regalos del ex portero del América.

 

No importa el tamaño de la campaña de apoyo que trae detrás. No importa tampoco de qué manera intenten disculpar sus continuos errores. Ochoa es un lastre para el Tricolor, se pone la camiseta verde y las piernas le tiemblan. Así ha sido siempre y lo que quedó claro es que no importa cuánto tiempo haya pasado, sigue siendo igual.

 

Colombia jugó sin pena. Se echó atrás dejándole el territorio a los mexicanos, invitándolos a la trampa. Es raro ver que la Selección de México provoque ese respeto en un equipo lleno de jugadores de cartel, muchos de ellos en buenos equipos europeos, y con un entrenador como José Pékerman, con títulos mundiales y enorme experiencia.

 

Si, es raro y al menos los primero 30 minutos fue muy agradable de ver. México controlaba el balón y lo paseaba sin que los colombianos pudieran arrebatarlo. Cuando los de amarillo lo conseguían, lanzaban ataques que insinuaban peligro a la contra. Pero todo estaba bajo control y el Tricolor conseguía poco a poco mayor peso ofensivo.

 

El ataque mexicano arrancó con Gío dos Santos y Javier Hernández, apoyados por las llegadas a los costados del ex puma Pablo Barrera y Andrés Guardado. Rafa Márquez daba inicio a los avances del equipo y buscaba con esos pases largos, diagonales, que domina con tanta facilidad, al ‘Chicarito’. Lució la asociación de Rafa con el debutante (¡por fin!) Jonathan dos Santos.

 

La defensa, en donde sobresalía Héctor Moreno, el otro de cuna puma en la cancha, resolvía con soltura lo poco que enviaban los colombianos.

 

Barrera envió un balón al poste y Moreno no pudo empujar el esférico, en la mejor aproximación mexicana, en el minuto 21.

 

Pero, en el minuto 36 todo se fue al diablo, Nos quedaremos con la ganas de saber qué pretendía el ‘Chepo’, cuándo y cómo pensaba poner a jugar a Damián Álvarez (lo metió cuando ya se perdía 0-2), y en fin, lo que fuera que había planeado para el encuentro.

 

Primero, Jesús Zavala despejó mal un balón, que le cayó por la derecha a Dorlan Pabón, quien tiró al arco con potencia. Ochoa recostó bien, pero rechazó el balón a los pies de un rival, una más de tantas que ha hecho iguales. El del Atlético de Madrid, Radamel Falcao, sólo tuvo que empujarlo.

 

Vinieron minutos de sufrimiento. México cayó en nerviosismo que provocó imprecisión. Y Ochoa hacía de las suyas poniendo a temblar a sus compañeros, y ya no digamos a la tribuna.

 

En el minuto 43 el ‘Chicharo’ hizo la única que le permitió la dura defensa rival, sacó al portero pero se le cerró el ángulo, por la derecha y NADIE llegó al centro para recibir el pase retrasado. Hernández, desesperado, tuvo que tratar de tirar al arco, pero le taparon.

 

Y con el segundo tiempo vino el dominio colombiano, ahora ellos paseaban el balón sin prestarlo. Y los mexicanos fallaban la mayoría de los pases. Si había esperanza se recomponer las cosas,  Ochoa se encargó de asesinarla.

 

Era el minuto 59, Pablo Armero desbordó por la izquierda, en una buena jugada del rival sudamericano, y centró en diagonal. Ochoa se precipitó, salió a tratar de cortar el centro, no lo alcanzó, y del otro lado Guillermo Cuadrado sólo tuvo que empujar el balón, con el arco vacío. El de los ‘chinitos’ estaba por allá tirado.

 

‘Chepo’ hizo cambios, entraron a jugar Miguel Sabah, Damián Álvarez, que no mostró ninguna razón por la cual pueda pensarse que hace falta, Gerardo Lugo, que debutó, y Oribe Peralta, además de Jorge Torres Nilo.  Pero nada, ni siquiera una aproximación de peligro.

 

¿Quedó claro? Por favor, dejen en paz a Memo, que está aprendiendo francés a puro balonazo y goleada que recibe su equipo, camino al descenso, y déjenle el arco a Michel o a Corona, que tendrán sus escándalos fuera de la cancha, pero adentro saben hacer su trabajo.