Guerra civil en CU: Pumas en las nubes
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2011. México, D.F. 01/10/2011. El amarillo es un color que de ninguna manera tiene cabida en el estadio Olímpico Universitario. Sus aficionados lo entienden, lo asimilan, saben que se trata de una auténtica guerra civil, llegan desde todos los flancos de la ciudad y por ello formaron toda una barrera llena de playeras y cánticos antiamericanistas.
Y como si se tratara de la tradicional Quema del Burro en el futbol americano, los aficionados auriazules hacen la Quema del Pollo, deshacen una piñata americanista, desgarran la playera azulcrema, el odio es patente.
Y también le manda un claro mensaje a Ángel Reyna para que no vuelva a festejar con un ‘goya’ en CU.
La confianza por el triunfo auriazul es clara, por ello, un día antes del juego, los trabajadores del estadio ya habían vaticinado un marcador muy holgado, y ya en el juego, varias aficionadas se compraron la playera felina que luchará contra el cáncer.
Y entonces llega La Monumental numerosa, escandalosa, no dispuesta a amedrentarse, tantas son sus ganas y poca la tolerancia de la policía que poco faltó para que se desencadenara una trifulca de grandes proporciones.
Pero CU es un auténtico fortín, repleto de uniformados que no cesan en su intento de mantener el orden a rajatabla.
Y los aficionados del América llegan con la confianza de haberse llevado el triunfo en el último juego en CU, saben que las Águilas han ganado 4 de las últimas cinco veces en el Olímpico y quieren continuar con la buena racha.
América, quizá, dio su mejor partido, generó, creó oportunidades de gol ante el marco auriazul, puso contra las cuerdas a Pumas a pesar de las abismales diferencias en la tabla general, pero no, trae la suerte de cabeza, esa misma que estuvo del lado de los locales, la suerte del Campeón convertida en el gol de Luis Fuentes.
Y el equipo grande, muy grande, se hizo pequeñito. Quiso arreglar a golpes lo que no pudo a goles. Se hicieron de palabras, buscaron a Luis Fuentes, pero nada impidió que los jugadores universitarios paladearan la revancha.
Las Águilas enmudecieron, enterraron la mirada en el césped, cuerpo técnico y directiva se negaron a explicar las razones de una de las derrotas más dolorosas de la campaña. Pero eso no impidió que la afición americanista externara su sentir, encontró al máximo responsable y no está dispuesta a tolerarlo más.
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