30/08/2017 | Tiempo extra |

Leticia Herrera Álvarez celebrará 50 años de trayectoria en Bellas Artes

“Mi relación con la poesía se mantiene intensa y apasionada; entrañable y cómplice, como desde el primer día en que descubrí esa forma de dialogar con el mundo, conmigo misma, y con mundos inmateriales revestidos siempre de misterio”. Así se refirió a su trayectoria Leticia Herrera Álvarez, quien –después de cinco décadas de dedicarse a la poesía– se presentará para conversar al respecto en compañía de María Teresa Espinosa el miércoles 30 de agosto, a las 19:00, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

En la actividad Leticia Herrera Álvarez: 50 años de amor a las letras, la escritora –originaria de Coalcomán, Michoacán– hará un recorrido por su obra literaria a partir de una selección de sus poemas más representativos. “La poesía, confiable y apetecible, es vehículo seguro para el acercamiento a mundos sutiles apenas perceptibles por la intuición que conducen al asombro, siempre renovado, de la existencia humana”, mencionó Leticia.

Leticia Herrera Álvarez–a lo largo de su carrera– ha colaborado con cuentos, crónicas y crítica literaria en revistas y suplementos culturales como ArenaEl BúhoEl CuentoEl Gallo IlustradoIn ToleranciaLa Brújula en el Bolsillo y Lectofilia (publicación virtual). Dentro de su obra –la cual ha sido traducida al inglés, francés, portugués, alemán, italiano y rumano– se encuentran Chiribitas (1995), El país de las sombras (1999), La fiesta (2000), Sinfonía natural (2000), Kipp y la ofrenda del día de muertos (2001), Día de reyes (2001), Zaima (2005) y Cofradía de Coyotes (2013).

El primer acercamiento que Leticia Herrera Álvarez –autora de Cantos de la colmenavolúmenes I y II (1987), Un globo en busca de libertad (1990) y La rosa de los vientos (2016)– tuvo con la poesía se dio no solo como una necesidad de comprender el mundo, según dice ella, sino también para comprender la materia espiritual, emocional e intelectual que conformaba el universo interior de las personas: “fue el descubrimiento del mundo espiritual, del universo que me rodeaba, para acercarme a mí misma y encontrar mi lugar entre ellos”.

En el ámbito poético ha publicado las obras Del presente efímero (1998), Ver al volar (1988), Atajo hacia el origen (1994), Lo cotidiano (1994), Los Hijos de Yocasta (1994), Como Chagall (2004), Moro mío (2006), Antología 1967-2006, vol. 1 (2006) y Piel de Peces, poesía en prosa y dibujo (2010).

“La obra que más me exigió en todo sentido fue Rielar, crónica de un relato de novela cuenteada escrita en forma poética a manera de pinturas literarias muy cercanas al abstracto (2003). En ella no desafiaba o cuestionaba el mundo material ya conocido, lo que me demandaba un estado de alerta y disposición de ánimo suficiente para afrontar lo que pudieran desencadenar mis palabras; no solo imaginaba un mundo posible más pleno o auténtico, más allá de las relaciones humanas convencionales, sino que me aventuraba a lo desconocido sin asidero alguno que pudiera garantizar mi retorno”. De este modo la autora definió el poemario que la ha llevado a otro nivel de conocimiento sobre sí misma y sobre la propia poesía.

“Sentía miedo cada vez que me adentraba en el sueño y sustraía de él la materia espiritual que ahí se revelaba o los sucesos inverosímiles que ahí tenían lugar, sin embargo, era estimulante, irresistible la invitación a esa aventura. Un libro escrito en estado de duermevela fue algo que me exigió el desarrollo de una destreza de la cual desconocía sus posibles consecuencias adversas. Fue sin duda una experiencia arriesgada. Alguien ha opinado que podría tratarse del primer libro escrito de esa manera. Sería maravilloso si así fuera”, comentó.

Frente a los tiempos que vivimos, Leticia Herrera Álvarez afirma que la poesía sigue importando para muchas cosas. “Sencillamente para mantenerse en la vida. Para valorarla y celebrarla. Para darnos fortaleza frente a la muerte y renovar el sentido de nuestra existencia”.

Por último, habla un poco de sus planes y comenta que le gustaría ver publicada su obra inédita, la cual es numerosa, así como terminar los libros que aún están inconclusos. “Me gustaría que algún verso mío diera algo de valor a alguien. Me gustaría poder decir, algún día, algo que alguien necesitara escuchar para sentirse acompañado, comprendido, reconciliado, feliz”, finalizó.